martes, 6 de febrero de 2007

humedad, piedras y temor...

-No entres ahí!- dijo asustada Bianca.- esa caverna podría ser peligrosa!. -no seas cobarde , Bianca, es sólo una vieja caverna... no creo que tengas miedo a que un Fenris viva adentro, ya sabes, esos lobos monstruosos sólo viven en las regiones montañosas de Ariven- contestó Bethalef - y aún estamos a unos 50 kilómetros mas abajo de aquella zona, no hay de que preocuparse!-dijo mientras se acercaba a la entrada de la oscura cueva. Desde su interior, manaban vapores extraños, mezclas de azufre con humedad, sin embargo, esto no fue obstáculo para que el muchacho rasgara la parte inferior de su capa y la enrolláse en un madero que encontró en el suelo para fabricarse una antorcha.

Por fortuna, Bethalef portaba siempre en su morral un pequeño frasco con aceite de Gromald, el cuál era un animal cuadrúpedo muy peludo,de casi 2 toneladas,con cuernos en espiral, y que vivía a lo largo de todo el vasto reino de Thalaria, donde se desarrrolla esta historia. Una de las cualidades de los Gromald era que de su grasa, se podía extraer un aceite muy útil, usado tanto para la cocina, como para pociones, ungüentos, etc; en este caso, el muchacho y su amiga, lo utilizaron para su antorcha...

-Debes aplicarle más aceite si quieres que eso encienda- dijo Bianca. - Ya cállate Bianca, tu siempre estás presumiendo!. -Lo siento, solo quería ayudarte- masculló. Una vez que vació el envase, Bethalef se quedó pensando. - Qué sucede? Por qué te quedas ahi sentado? preguntó Bianca, pero antes de que terminara de decir esto fue interrumpida por su amigo. - Lo tengo! -exclamó, y luego susurrando dijo- isacar . De pronto la antorcha comenzó a arder, con un color un tanto azulado. -Já! apuesto a que también sabrías el hechizo de combustión ínfima si escucharas más atentamente a la vieja y sabia Zema,porque a pesar de ser muy anciana aún mantiene recuerdos de cuando ella fué aprendiz de hechicera; lástima que ahora esté un tanto loca... -Claro!, tu dices escucharla, siendo que lo único que haces es reírte de sus desvaríos! pobre mujer, debe haber sufrido mucho en su vida... - Ya deja de lamentarte de Zema y acompañame a investigar, vamos, será divertido!- .

Mientras más se internaban en la cueva, la oscuridad se volvía mas densa; el azulado fuego de la antorcha no podía competir con la impenetrable negrura del lugar, la situación se comenzaba a tornar angustiante. -Tal vez deberíamos volver,pronto anochecerá y no quiero saber con que cosas nos podemos encontrar en el camino de vuelta a casa. - ya basta Bianca, eres una aguafiestas, si tanto quieres volver, pues lárgate y ya te veré más tarde en la aldea.
Para su sorpresa, cuando Bethalef se volteó para despedirse de su "amiga" se percató de que ella ya no estaba a sus espaldas, - debe haberse marchado- pensó para sus adentros, y siguió avanzando unos pasos más.

El olor dentro de la cueva se incrementaba con cada paso, ahora, en vez de solo ser humedad y azufre, podían sentirse de vez en cuando , unas ráfagas de aire con un fuerte olor a algo en un anvanzado estado de descomposición... el temor comenzaba a aparecer en el corazon del muchacho, sin apenas darse cuenta su mano se iba acercando poco a poco a la empuñadura de su daga, la cual llevaba en su cinto; mientras seguía avanzando la luz de la antorcha, comenzaba a menguar de manera crítica, el refulgente fuego azul parecía ser absorvido por la oscuridad del lugar, reduciendolo a una tenue luz celeste, algo maligno se cernía sobre aquella cueva...

Cuando el olor se hacía insoportable, algo ocurrió... el pie de Bethalef se había encontrado con algo viscoso y tibio. Mientras se agachaba para tantear que era lo que había pisado, el pútrido aroma parecía rellenar cada centímetro de sus pulmones... al palpar , la verdad le revolvió el estómago... eran excrementos, aún tibios, de una criatura casi tan grande como un Gromald, sin embargo, cuando el chico palpaba, no sentía restos de paja y hierbas, sino que pequeñas astillas de lo que el pensaba que eran huesesillos triturados por una potente mandíbula... ya no cabía duda, un Fenris , o tanto peor, una camada de Fenris vivía en aquella cueva, y si no se había topado con ellos aún, había sido solo por suerte.

Dando la media vuelta y aprovechando la luz de su antorcha,Bethalef echó a andar a paso rápido por la cueva, más preocupado de lo que en ella moraba , que de tropezar con algo. Las telas de araña se enredaban en su cara y ropa, pero la desesperación se hacía tan grande y oprimía tanto su pecho, que el hecho de recibir una picadura de araña, no le preocupaba en lo más mínimo. Cuando las lágrimas comenzaban a brotar de sus jóvenes ojos, y la daga era apretada con fiereza en su mano, escuchó un sollozo. El sonido lo detuvo en seco, parecía la voz de Bianca. - Oh no!- se dijo. Su única amiga estaba en apuros, o tal vez peor, se había encontrado con el Fenris.


Apretando bien los dientes , enjugándose las lágrimas y llenando su corazón de coraje, emprendió la carrera , sin saber que le esperaba afuera, tal vez muerte, tal vez descanso. Mencionó el nombre de sus ancestros una vez más, y solo corrió...


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próximo capítulo , pronto, en este mismo blog...